viernes, 30 de enero de 2009

Stieg Larsson, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

La segunda entrega de Millenium no defrauda. Aunque parecía una empresa imposible de lograr, Stieg Larsson consigue su objetivo: superarse a sí mismo, hacer que su segunda parte supere a la primera. En este volumen de más de setecientas páginas, sus dotes de narrador se perfeccionan, sus herramientas de escritor salen más afiladas y afinadas que nunca.

En esta novela volvemos a encontrarnos con muchos de los personajes que nos mantuvieron en vilo anteriormente. Y sin embargo es como si los conociéramos de nuevo. Todos ellos son presentados desde una nueva perspectiva. El autor profundiza mucho más en ellos, en su comportamiento, en su pasado, en sus miedos. En definitiva, se hacen un poco más de carne y hueso ante nuestros ojos.

El tema en el que se centra este volumen no es un misterio que hay que resolver en un lugar aislado. Ahora se trata de un ajuste de cuentas que no conoce fronteras. En esta ocasión, salimos del localismo para adentrarnos en los entresijos de una sociedad corrompida.

El comentario más acertado que puedo hacer es que la leáis, sin más. Y lo mejor de todo es saber que aún nos queda otra secuela por llegar.

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